Hace unos días estaba comiendo con unos amigos y en un momento las preguntas que abrieron la tertulia fueron: ¿Cuál es el país mayor productor de vino del Mediterráneo? ¿El mayor productor, también es el que cuenta con las mejores etiquetas? La respuesta inmediata de un lado de la mesa fue: Francia. En parte es cierto, ya que este es un podio que sufre alternancia. En cuanto al poderío francés, comentamos hace unos días los vinos de Burdeos, pues ahora llegó la hora de equilibrar la balanza y describir entre los vinos del mundo: Italia.
Sin duda, Italia es un país extraordinariamente adecuado para la viticultura (no olvidemos que los antiguos griegos llamaron a Italia Enotria, «Tierra del vino»). En Italia como en Francia se producen alrededor de 45 millones de hectolitros (hl) al año. Para completar el podio, España es el tercer país en la tabla de posiciones con una producción media de 40 millones de hl, algo sustancial, pero aún por debajo de los dos gigantes. Sin embargo, a los ojos del mundo, Francia fue y sigue siendo el mayor productor de vino del Mediterráneo.
Italia es uno de los mayores productores de vinos de Denominación de Origen Controlada (DOC) y de Denominación de Origen Controlada y Garantizada (DOCG), particularmente conocidos y apreciados en el mundo. La vid se cultiva de un extremo al otro del país, con alrededor de 900.000 viñedos registrados y cerca de 20 regiones vitivinícolas. De estos terruños veamos cuáles son (según nuestro criterio) algunos vinos tintos y blancos italianos que definitivamente no se pueden dejar de conocer.
En cuanto a los tintos del norte de Italia, recomendamos el Barbaresco (DOCG), hecho con la uva Nebbiolo, que es el rey de los vinos tintos italianos, es un vino estructurado con un contenido alcohólico de entre 18 y 20 grados. Alcanza su mejor momento entre los 5 y 10 años. Hablando de longevidad, si nos trasladamos hacia la Toscana vamos a encontrarnos con el antiquísimo Brunello di Montalcino, hecho 100 % con uva Sangiovese, que fue el primer vino italiano en recibir la distinción DOCG.
No menos importante que los tintos son los vinos blancos italianos, y en especial, los provenientes del sur, donde el sol y los aires del Mediterráneo juegan un papel fundamental. Entre los más famosos y apreciados en todo el mundo no podemos dejar de mencionar al DOCG procedente de la región Campania, Fiano di Avellino, que es un vino blanco cuya historia se remonta al imperio Romano. Otro gran representante de la región con la misma denominación es el Greco di Tufo (en mi opinión definitivamente el mejor blanco producido en Italia), y aparte de eso, es sin duda uno de los más prestigiosos vinos italianos.
Un párrafo aparte merece el Marsala (DOC). Actualmente sólo unos pocos productores se mantienen fieles al proceso llamado in perpetuum, por lo cual la calidad de estos vinos varía enormemente al igual que sus precios. Se produce al oeste de Sicilia a partir de vinos blancos de las cepas Catarratto, Grillo, Damaschino e Inzolia. El Marsala debe encabezarse por legislación con aguardiente de vino, y puede en algunos casos, reposar hasta 10 años en barrica de roble.
Somos conscientes que en este post llamado “Vinos del Mundo: Italia” no hemos mencionado a todos los que deberían estar, pero esta fue sólo la primera parte de una serie de entradas reservadas a una de las viticulturas que año a año disputa ni más ni menos que la supremacía del Mediterráneo.
