Uruguay es un país con un folklore muy particular. Tradiciones que van desde el campo a la ciudad, y que esconden historias y músicas únicas e irrepetibles.
El folklore uruguayo
Dentro de las leyendas que forman parte del folklore del Uruguay no podemos dejar de mencionar a la luz mala. Esta, que suele aparecer en el interior del país y en los grandes campos pocos habitados esta relacionada a la leyenda de que son almas en pena de personas que no recibieron la sepultura cristiana. Los hombres de campo recomendaban ante su aparición morder la vaina del cuchillo, o en última instancia enfrentarse a ella con arma blanca ya que las armas de fuego resultarían inútiles.
Pero científicamente la luz mala no es más que la fosforescencia producida por la descomposición de materias orgánicas sobre el suelo o enterradas a poca profundidad, o el reflejo de la luna en los huesos de animales muertos en el campo.
Pero el folklore también se siente en la música. Algunos de los géneros más tradicionales son la milonga, la chamarrita, el pericón, la vidalita, el rasguido doble, el triste, el cielito, la maxixa, el xote, la polca, el chico zapateado, entre otros.
Todos estos ritmos están muy asociados al campo, y aún podemos encontrar grandes guitarreros en las peñas que se realizan cada año en diversas regiones del país donde también podemos degustar el clásico asado con cuero.
Pero el folklore no está solo en el campo. En la ciudad podemos encontrar el ritmo autóctono del Uruguay por excelencia: el candombe. Un ritmo formado por tres tambores chico, piano y repique que suenan en diversos barrios de Montevideo y que es heredado de los antiguos esclavos africanos que llegaban al puerto de la ciudad a vivir en los conventillos de los que hoy son el Barrio Sur y Palermo.
Los invitamos a escuchar un poco de candombe disfrutando de un Tannat de Corte Garzón.