Nacido en los monasterios medievales, el vino caliente con especias, es un abrazo ligeramente alcohólico para apaciguar las frías noches de invierno.
Relatan los entendidos que esta bebida nació en silencio en los monasterios para combatir los fríos inviernos de las montañas. Otra corriente señala que los romanos la utilizaban para mantener a sus soldados despiertos durante las largas y frías noches de invierno. Gracias a la presencia del alcohol y los polifenoles, causa una vasodilatación beneficiosa. Pero su reputación como medicina natural se debe también a las especies que se utilizan en su preparación, como por ejemplo, la canela, que es un potente antibacteriano al igual que el clavo de olor. La cáscara de limón es un gran antiséptico y balsámico útil contra las infecciones respiratorias a causa de gripes y bronquitis.
Es muy habitual encontrar el vino caliente en los mercados navideños de las zonas montañosas de Europa central. En la zona norte de Italia, denominado “vin brúle” está preparación se realiza a base de vino blanco, especias y manzanas. Se la suele beber en los días previos a Navidad por las calles, se referencia como la época de Vin brùle, mientras se realizan las compras de los obsequios navideños. Una amena forma de apaciguar el frío acompañado de castañas asadas a la leña.
En otros países, como en Finlandia, se lo denomina “Glögi” y se lo prepara a partir de vino tinto con especias y vodka, y se lo acompaña con almendras peladas y pasas de uva. En Francia se lo conoce como “vin chaud” (vino caliente) y se sirve en todos los centros de ski; en Hungría como “forralt bor” (vino quemado) y en Alemania “Glühwein” (vino encendido), y acompaña las celebraciones en torno a las actividades invernales al aire libre.
La receta universal lleva vino, canela, clavo de olor, cáscaras de cítricos, cardamomo o anís estrellado, y la variante de todas las versiones de vino caliente es uno solo: el agregado de azúcar o miel. El gran secreto es el vino en sí mismo: se requiere de vinos ligeros, frutados y con una buena potencia gustativa. No se sugieren los vinos tintos que tengan carga de roble.
La preparación tiene algunos trucos, fundamentados, para lograr un sabroso vino caliente. Lo importante de está bebida es la integración de las especies al vino y la evaporación del alcohol, por lo tanto es necesario que la preparación sea atendida para evitar su hervor desmedido. Se debe colocar en una olla una botella de vino joven, bien frutado, una rama de canela, unas semillas de cardamomo, dos o tres clavos de olor, un anís estrellado y varias cáscaras de cítricos. Agregar una cuchara de azúcar o miel. Llevar a fuego lento y mantener en ebullición hasta que la casa sea invadida de un aroma especiado complejo y el alcohol haya desaparecido casi por completo. Revuelva para que la glucosa no se caramelice. Retirar del fuego, colar y servir tibio. Se puede preparar en forma anticipada, calentar y servir.
En Europa, tierra vínica por excelencia, cada región tiene su receta, lo invitamos a encontrar la suya y deleitar a sus visitas durante este invierno.
