Enfriar un vino puede ser una complicación, especialmente mientras mayor sea la temperatura ambiente y menor el tiempo disponible para enfriarlo. Con la llegada de los meses más cálidos, es vital tener algunos trucos bajo la manga que permitan siempre contar con un vino a la temperatura óptima de servicio.
Antes de comenzar, vale la pena recordar que, idealmente, el vino debe conservarse a una temperatura deseable constante. Se deben evitar las variaciones bruscas ya que éstas pueden afectar al vino. Sin embargo, en ocasiones esto no es posible y no se tiene opción. Por esto, presentamos 5 maneras de enfriar un vino, desde las más tradicionales y recomendables a las más drásticas y de emergencia.
5 maneras de enfriar un vino
El método tradicional
Comenzando por el método ideal, el único secreto es conservar el vino en un lugar fresco, oscuro y seco durante todo el año. Si no se cuenta con una cava para este fin, un depósito debajo de una escalera o un rincón aislado en un placard pueden ser buenas alternativas. Lugares como la cocina, que experimentan cambios rotundos de temperatura y humedad o la lavandería, que puede contener perfumes intensos, deben evitarse.
En el caso de los vinos blancos, pueden colocarse en el refrigerador pero esto es desaconsejable si se trata de largos períodos, ya que la humedad y algunos aromas del refrigerador podrían acabar por contaminar el vino.
Algunas alternativas al hielo
Hay algunos momentos en los que no se tuvo la previsión de enfriar un vino con tiempo o surgió la ocasión de descorchar sin previo aviso. Sin dudas, habrá amantes del vino que no dudarán en colocar uno o dos cubos de hielo a su vino, ponderando su gusto personal respecto a la temperatura de servicio por sobre la conservación de las perfectas propiedades organolépticas del vino. En este caso, es muy probable que la temperatura del vino disminuya por debajo de lo deseado y que, al derretirse el hielo, el sabor del vino ya no sea óptimo. Sin embargo, para aquellas personas que gustan de copas bien frías por el verano, hay algunas alternativas a este drástico método de enfriar el vino.
Cubos de plástico: las ventajas de estos cubos es que no se derretirán en la bebida. Sin embargo, habrá que asegurarse de que sean completamente inodoros e insípidos, para que no transfieran aromas extraños al vino. También existen cubos de acero inoxidable, que además de ser reutilizables, están rellenos de un gel que se mantiene frío por un largo tiempo. En este caso, habrá que retirarlos de la copa apenas se alcance la temperatura deseada.
Granos de uva congelados: congelar algunos granos de uva puede ser una divertida opción para quienes quieren enfriar cócteles con vino y decorarlos de una forma especial.
Hielo de vino: a quien no le pese agregar un cubo de hielo a su copa, puede contar con esta alternativa. Se trata de congelar el vino sobrante de algún evento en las clásicas cubeteras de hielo y reutilizarlo para enfriar rápidamente una copa.
La clásica frapera
Una opción más correcta para enfriar un vino y un requisito imperativo para mantenerlo fresco en días de muy altas temperaturas, es utilizar una frapera con hielo. Lo interesante de este clásico método es que se puede optar por más o menos hielo, según la temperatura que se desea obtener y, además, ésta puede fácilmente medirse con un termómetro. Lo importante es que todo el contenido de la botella quede sumergido, para evitar variaciones de temperatura dentro de la misma botella. Sin embargo, una consecuencia indeseable de este método es que la etiqueta del vino no resultará indemne.
El milagro de la Física
Cuando el calor -o bien la ocasión- apremia y no contamos con el tiempo necesario para un enfriamiento gradual, hay que recurrir a métodos de urgencia poco ortodoxos. Con algunas similitudes con respecto al método anteriormente mencionado, esta opción incorpora un pequeño truco que acelerará el enfriamiento.
Se trata de colocar la botella en una cubeta con abundante hielo, agregarle un puñado de sal y un poco de agua. Luego, se coloca la cubeta dentro del refrigerador. En escasos minutos disminuirá dramáticamente la temperatura del vino. Esto sucede por una reacción endotérmica, atribuible al mundo de la Física. La sal necesitará calor para disolverse en el agua y, como en un refrigerador todo a su alrededor estará frío, absorverá calor del único lugar posible, es decir, de la botella.
Si bien, como ya habíamos mencionado, los cambios drásticos de temperatura no son recomendables para el vino, se trata de un último recurso en caso de extrema necesidad.
El refrigerador, optimizado
¿Llegan visitas en media hora? Una alternativa para acelerar el enfriamiento en el refrigerador -en menor escala que el método anterior, pero a la vez más aceptable- es envolver la botella en papel de cocina húmedo, previamente a introducirla en el refrigerador. Esto restará algunos grados extra en comparación a lo que normalmente enfriaría el refrigerador en el mismo tiempo. Si bien la etiqueta seguramente no se mantendrá intacta, los invitados podrán disfrutar de un vino a una temperatura agradable.
El tip extra: la cava eléctrica
Sin dudas, una excelente inversión para los verdaderos amantes del vino. Hoy existe una gran variedad de cavas eléctricas en el mercado, adaptables al espacio disponible en el hogar. Si está buscando la forma perfecta de enfriar un vino y conservarlo en óptimas condiciones, considere esta opción.