Somos reconocidos internacionalmente por la calidad del Tannat, sentimos orgullo por el creciente impulso que está tomando la variedad Albariño. Pero existen otras variedades que han encontrado en Uruguay las condiciones para expresar el potencial de su tipicidad con distintos perfiles aromáticos. Hoy nos referiremos a la variedad Viognier, una cepa que solemos olvidar al momento de definir nuestra compra.
Más allá de productores, enólogos, sommeliers y prensa especializada, quienes incentivan el consumo de los vinos blancos frescos para beber a toda hora durante la época estival, señalan que el aroma de una buena Viognier es inolvidable, y la primera impresión antes de probar el vino será de un vino exótico que siempre se recordará. Disfrutemos de una copa de Garzón Viognier e indaguemos en su origen.
El origen de la cepa no tiene fundamentos concretos, aunque se dice que tiene sus raíces en Dalmacia y que fue traída al Ródano por los romanos. Lo que sabemos es que es una cepa muy antigua y que su lugar en el mundo es en el Valle del Ródano, donde se encuentra plantada en la parte norte o en la subregión septentrional desde hace más de dos mil años.
Después de la devastación que dejó la filoxera en el siglo diecinueve en los viñedos del Ródano y seguido del daño que causo la primera guerra mundial, las plantaciones de vides cayeron durante los siguientes setenta años, dejando en pie solo algunas pocas de la variedad Viognier en toda Francia. Poca importancia se le dio a esta cepa hasta los años noventa, cuando el auge en la escena mundial de vinos provenientes del Valle del Ródano, en particular los vinos de la famosa denominación de Condrieu, donde es la única cepa permitida, tomaron relevancia en la preferencia de los consumidores. Bodegueros y enólogos de varios países se enamoraron de esta uva, y muy pronto viñas de Viognier aparecieron y crecieron en lugares como Australia, Nueva Zelanda, Argentina y Uruguay.
El cepaje Viognier es una variedad tardía y que resiste muy bien la sequía, adaptándose perfectamente a los climas cálidos y secos. De racimo pequeño, compacto y de forma cilíndrica, ésta es una uva bastante difícil de cosechar, luego del envero lleva controles rigurosos. Naturalmente tienen un nivel bajo en acidez y alto en azúcar, y se necesita habilidad y conocimiento para producir un vino balanceado. Cuando están perfectamente maduros, los frutos tendrán un color amarillo profundo y producirán un vino alto en color, alcohol y aromas intensos. Si no conoce esta variedad, no lo dude más, encontrará en Garzón Viognier 2014, un excelente exponente de esta variedad que está dando frutos maravillosos en nuestro país.
El Viognier es un vino intenso con notas frescas a fruta y flores, en él podemos encontrar un bouquet compuesto por pera, manzana, durazno, damasco, vainilla y notas florales como magnolia y madreselva. Su sabor único hace que sea un vino exquisito aromáticamente, que puede equilibrar platos a base de pescados o para acompañar platos de pastas, ensaladas con frutas y verduras y para deleitarse con sabrosos tragos a base de vino para los atardeceres frente al mar. Compartimos un link con recetas para maridar para disfrutar en tiempos de Viognier.