El vino cuenta con una serie de propiedades importantes para nuestro organismo. Numerosos estudios han demostrado los beneficios que aporta si es consumido de manera responsable. Una o dos copas diarias son suficientes para obtener una rica fuente de vitaminas y antioxidantes, éstos últimos expresados en polifenoles, flavonoides y no flavonoides.
Entre los flavonoides propiamente dichos convergen las antocianas, que le dan el color a los vinos tintos, los taninos catequinos, que son principales responsables de la astringencia y de la estructura de los vinos, y los flavonoles, que parecen contribuir al gusto amargo. En los no flavonoides se hallan generalmente los ácidos fenoles (benzoico y cinámico) y otros derivados fenólicos como los estilbenos.
Los polifenoles son moléculas capaces de retardar o prevenir el desgaste y envejecimiento celular, bloqueando el efecto dañino de los radicales libres.
La cantidad de polifenoles antioxidantes contenidos en una botella de vino depende de la variedad de la uva, el ecosistema y la tecnología de la producción. Contar con ésta información permite conocer las posibilidades que ofrecen los vinos de las distintas regiones y países, pudiendo plantear procesos en comunión con la obtención de los contenidos de compuestos polifenólicos de mayor interés.
El resveratrol y la quercitina, nuestros aliados
En la lucha contra los radicales libres, el vino es un paladín cuyas principales armas antioxidantes son el resveratrol y la quercitina, dos substancias fácilmente detectables en el orujo. La acción del resveratrol es eficaz contra la disfunción y la muerte prematura de las células nerviosas, ergo, ayuda contra enfermedades tales como el Huntington y el Alzheimer. Para muchos especialistas de distintas ramas de la ciencia, el resveratrol es una de las explicaciones a la llamada «paradoja francesa». Ésta es una investigación que describe cómo en el sur de Francia, a pesar del abundante consumo de alimentos con altos índices de grasa saturada (similar a la de los Estados Unidos), la incidencia de enfermedades cardiovasculares es mucho menor de la esperada. Probablemente la explicación radica en el hecho de que los franceses, cumplimentando la variedad de la dieta mediterránea, acompañan el consumo de alimentos con grasa saturada de otros que cuentan con el resveratrol también en grandes cantidades, incluyendo vino y, obviamente, las uvas.
Además, el resveratrol es un potencial retardante de los mecanismos del envejecimiento; es clave para mejorar el equilibrio de las personas mayores, evitando los resbalones y las caídas, que pueden aumentar su frecuencia con el paso del tiempo.
Por su parte la quercitina, en términos antioxidantes, es mucho más poderosa que cualquier antioxidante artificial, ya que cuenta con propiedades anticancerígenas. Sus efectos positivos han quedado demostrados en la lucha contra el cáncer de piel y próstata. Además, en el ámbito del sistema circulatorio, actúa manteniendo los niveles de colesterol en un rango normal, asegurando el bienestar del corazón.
Por otra parte, los investigadores afirman que la quercitina es efectiva en las terapias contra las cataratas, alergias y enfermedades respiratorias como la bronquitis o el asma.
Por último, cabe mencionar que en el Uruguay existen estudios que demuestran que de tres variedades de vinos tintos elaborados en el pais, el Tannat, en comparación al Cabernet Sauvignon y Merlot, es el varietal que tiene el mayor potencial antioxidante, siendo cinco veces mayor que el observado en el jugo de naranja.
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