Rioja, un nombre, una tierra reconocida en el mundo por su embajador de lujo… el vino, especialmente tinto. En las próximas líneas descubriremos, entre los vinos del mundo, el Rioja español. Podemos decir que es el Bordeaux y el Borgoña de España. Es, en parte, una cuestión de geografía humana, así como de geografía física, la Rioja no está lejos de la frontera francesa, ni tampoco de Burdeos.
Cuando llegó allí la filoxera, en la década de 1870, muchos viticultores se trasladaron a España y encontraron en esas tierras unas condiciones bastante diferentes, pero también una oportunidad para hace un buen vino. Después, la filoxera cayó de nuevo sobre ellos y regresaron a su patria, pero dejaron tras de sí ideas y métodos franceses.
En su ambiente, la Rioja es claramente montañosa. Está ubicada al abrigo de la Sierra de Cantabria al norte, pero sus mejores viñedos todavía están a 450 metros por encima del nivel del mar, donde disponen de lluvias abundantes y largas primaveras y otoños, más que de veranos largos y tórridos. Por consiguiente, el vino es menos recio y más interesante que otros españoles, bien elaborado y en su momento oportuno extraordinariamente delicado y fino, y sin embargo con un ligero gusto dulce y tostado que parece proclamarlo español.
La zona de la Rioja está dividida en tres sub-zonas según el terreno y la altitud:
En la Rioja Alta se cultivan las variedades Tempranillo, Mazuela, Graciano y Garnacha, todas ellas de uva tinta y la Viura y Malvasia, cepas de uva blanca. Los vinos tintos que en ella se producen suelen tener como base la variedad Tempranillo y son de constitución muy equilibrada, robustos, ácidos y aromáticos, muy indicados para la crianza. Su grado alcohólico va de 10.5° a 12° según el origen. Los vinos blancos, algo menos alcohólicos que los tintos, son secos y bastante aromáticos.
La zona llamada Rioja Baja es la mayor en extensión y comprende desde Logroño, capital, hasta Alfaro. En esta zona predomina la variedad de uva Garnacha, por lo que la mayoría de sus vinos son tintos. Son vinos de gran capa y vinosidad, con graduación alcohólica elevada, de 14° a 16°, y aún más, vino pastoso y poco ácido, con paladar suave.
La tercera sub-zona, la que se conoce con el nombre de Rioja Alavesa, es una larga y estrecha comarca que se extiende al norte del río Ebro. Es la parte más resguardada por sus proximidades a las sierras cántabras, así como por su orientación, con una insolación mayor que la que disfruta La Rioja Alta. Las variedades de uva que se emplean en la elaboración de estos vinos son las mismas que en La Rioja Alta. Se producen vinos muy equilibrados con gran densidad y cuerpo, y de aroma y gusto peculiares. Su graduación es media entre los de las otras sub-zonas de La Rioja, llegan hasta los 14°, y son muy adecuados para la crianza.
Los vinos de la Rioja y sus maridajes
Blancos: Los secos y jóvenes maridan bien legumbres en ensalada, ostras y mariscos. Por su parte los fermentados en barrica acompañan guisos de pescado y verduras especiadas. Los vinos blancos secos envejecidos en barrica equilibran bien pescados sabrosos y asados de carne blanca.
Rosados: Especiales para aperitivos o platos ligeros.
Tintos: El gran reserva es especial para combinar carnes rojas, de caza, quesos curados y jamones que lo merezcan. Por su parte los de crianza equilibran muy bien platos de cuchara, filets grasos de ternera, cordero o cerdo. Y los tintos jóvenes van con guisos de verduras, carne roja y quesos semi-curados.
En síntesis, elegancia, originalidad y carácter, las tres características que porta el Rioja español.
