Con una superficie similar a la de Jamaica, Rocha, es el séptimo departamento más extenso del Uruguay. Desde que nació el conocimiento del hombre que documentó su paso, Rocha empezó a flotar en una niebla de aventuras, fantasías y misterios. Rocha, paraíso natural, Rocha, reserva ecológica, Rocha, privilegio de la naturaleza y siguen conceptos que con la belleza de su suelo llenan de regocijo el espíritu de todo aquel que la visita.
El departamento está situado al sureste del país, en pleno litoral atlántico. Sus límites se trazan al noroeste con la Laguna Merín y el departamento de Treinta y Tres, al oeste con Lavalleja y Maldonado, al sur y este con el océano Atlántico, y al norte con el estado de Rio Grande do Sur, Brasil.
A principios del siglo XVI, hace contacto con su territorio Juan Díaz de Solís, el primer explorador que llega al Río de la Plata. Pasaron 200 años para que en 1734, tropas españolas al mando del alférez Esteban del Castillo fundaran el fuerte de San Miguel. Treinta años más tarde, los portugueses inician la construcción de la fortaleza de Santa Teresa. En 1793, Rafael Pérez del Puerto inicia su fundación con el nombre de Villa de Nuestra Señora de los Remedios de Rocha. Y en 1976, los humedales rochenses son declarados Reserva de Biosfera de interés mundial por la Unesco.
Para muchos, en este pedazo de tierra nace el sol del Uruguay, con laderas salpicadas de árboles, con sus valles zigzagueantes surcados por inagotables hilos de agua que brotan desde el corazón de los cerros, con bañados y lagunas con cientos de aves. El azul añil de los 200 km de costa atlántica combina mansas bahías con playas de furioso oleaje y prominentes puntas rocosas.
Un cordón de médanos litorales acompaña la costa y alcanza su máxima expresión en las dunas móviles de Balizas y Cabo Polonio, con alturas que sobrepasan los 30 metros. El parque Santa Teresa, la Coronilla, la Sierra de San Miguel, los palmares, bañados y lagunas son, entre otros, puntos de atracción turística para quienes quieren disfrutar de las saladas aguas del océano, de un sol siempre brillante y de una riquísima y variada vegetación.
Al sureste del departamento se encuentra una ciudad balneario y puerto oceánico con el nombre de La Paloma, que se destaca por la tranquilidad y cuyas playas se extienden a lo largo de unos 20 km. La Paloma tiene playas de variadas características: con rocas, con olas, de aguas tranquilas, profundas, zonas de pesca. Algunas de ellas son La Aguada, Costa Azul, La Balconada, Anaconda y El Cabito. Ideales para baños de inmersión, sus costas también permitirán realizar deportes náuticos como el surf, windsurf y navegación.
Por su parte, el puerto se encuentra en la antigua Isla La Paloma, transformada por la mano del hombre en península. Este puerto ya hace un tiempo es eje de debate entre diversos proyectos, ambientalistas y representantes turísticos, dado que los primeros desearían convertirlo en un puerto de aguas profundas desestimando el impacto ambiental.
Hoy los amantes de la pesca deportiva encuentran en Rocha un paraíso, ya que la costa atlántica y su cadena de lagunas son hogar de decenas de peces como pejerrey, corvina negra y blanca, brótola, lenguado y tiburón, ingredientes únicos para establecer maridajes autóctonos con los vinos de Bodega Garzón.