Garzón, un pueblo detenido en el tiempo al este del Uruguay, está ubicado a 30 minutos del faro del balneario José Ignacio, conquista desde hace algunos años a turistas de todo el mundo que se cautivan con la magia de nuestro país.
Pueblo Garzón y su historia
El nombre del pueblo viene del general Eugenio Garzón (1796-1851), militar uruguayo. Este se incorporó a las fuerzas de Artigas en 1811, marchó con el general José Rondeau al Alto Perú, se sumó al ejército de San Martín y lo acompañó en sus campañas libertadoras de Chile, Perú y Ecuador. Luego se acercó al general Urquiza, a quien acompañó cuando éste se pronunció contra Rosas, la muerte lo encontró a temprana edad, negándole el destino que el General Urquiza había labrado para él, la presidencia de la nación.
En la Sala de Sesiones de la Cámara de Representantes en Montevideo, el 17 de junio de 1935, se presentó el proyecto de ley para declarar pueblo a Garzón. En ese entonces Garzón tenía 470 habitantes, hoy tiene poco menos de 300, con el mismo trazado que ahora, incluyendo la plaza pública y las oficinas, la escuela, los comercios y la estación del ferrocarril. Subiendo por un camino de ripio, que atraviesa arroyos secos y quebradas hacia las sierras, se pueden ver las canteras de granito gris, los molinos de viento, el atardecer, y el mar a lo lejos.
Y Garzón hubiera seguido siendo el secreto mejor guardado si no fuera por esa misteriosa razón que hace pocos años lo convirtió en el destino de moda de la alta sociedad europea y latinoamericana, que disfruta de la tranquilidad del campo en tiempos de playa. Y decidieron instalar allí sus chacras veraniegas.
Ubicado a 30 minutos del faro del balneario José Ignacio y a menos de 100km de Punta del Este, Pueblo Garzón es el refugio para los bon vivant que disfrutan la vida entre viñedos, olivares, canteras de granito gris, huertas orgánicas y largos momentos de silencio, elemento clave del nuevo concepto de lujo que cultivan los viajeros sibaritas.
Pueblo Garzón es un paraje al que el fin del ferrocarril le quito la vida, pero que empezó a recuperar algo de la vitalidad perdida cuando pioneros como el reconocido chef argentino, Francis Mallmann, desembarcaron con su emprendimiento gastronómico o cuando Bodegas Garzón puso en valor dichas tierras con las primeras estacas de vides.
La oferta enoturística y gastronómica que ofrece la zona, hace que decenas de franceses, norteamericanos, argentinos, brasileños e italianos recorran cada mediodía el pueblo en busca de un poco de esa magia y ese silencio sencillo donde refugiarse y contemplar las margaritas de Piria que crecen libremente, logrando una alfombra amarilla que se plasma en la retina como una gran obra del impresionismo.
A pesar de ser destino ideal para quienes buscan un contacto con la naturaleza virgen, este pueblo no está ajeno a la intensa movida social de las ciudades vecinas de la costa esteña. En José Ignacio o Punta del Este, el atardecer trae las últimas tendencias y la noche se extiende hasta el amanecer. En tanto Pueblo Garzón y sus alrededores invitan a redescubrir el silencio.
Los invitamos a conocer tradiciones de la cultura uruguaya.