Desde tiempos remotos el hombre ha bebido vino de manera moderada con la idea de que era beneficioso para la salud y tenía propiedades curativas. Así se deduce de la mitología griega, donde Dionisio, para evitar derramar sangre en la guerra, pide un consejo a su padre adoptivo Sileno. Éste le recomienda estrujar las uvas para conseguir un elixir que debería beber en cantidad moderada con sus tropas para dotarlas de fuerza y coraje. En contrapunto, si lograba que sus enemigos lo bebiesen en grandes cantidades, podía alterar sus sentidos hasta dejarlos somnolientos; así Dionisio venció la guerra y creó el vino.
En nuestros días los avances de la ciencia han determinado con rigurosidad que la dosis diaria de vino que un hombre sano debe consumir es de medio litro, y en el caso de la mujer, es de un tercio, ya que su hígado es más pequeño.
Asimismo, en los últimos años salieron a la luz varios resultados de investigaciones académicas que evidencian los beneficios de tomar vino tinto.
• La salud de nuestro cerebro: Estudios realizados en la academia sueca Sahlgrenska afirman que dos copas de vino diarias acrecientan la función cognitiva y la agilidad mental, reduciendo el riesgo de contraer alzheimer. Los investigadores encontraron que el resveratrol, un polifenol del vino tinto, bloquea la toxina de la enfermedad.
• Facilita el riego de nuestro órgano pensante: Según el “Acta Neurológica Scandinavica”, el vino tinto actúa como anticoagulante, o antitrombótico. Los consumidores moderados de vino, logran un nivel inferior de fibrina, la proteína fibrosa que está involucrada directamente con la coagulación de la sangre.
• Evita problemas cardíacos: Los científicos de la Universidad Cornell de Estados Unidos afirman que el vino tinto ayuda a reducir la producción de colesterol malo (LDL), y por el contrario, promueve la generación de colesterol bueno (HDL). Además, mediante los polifenoles, el vino facilita la formación de óxido nítrico (NO), un producto químico que juega un papel muy importante en la regulación del tono vascular.
• Contra la diabetes: Un estudio publicado por la American Diabetes Association confirma que una enzima llamada alfa-glucosidasa, encontrada en el vino, ayuda a la absorción de glucosa.
• Anti-grasa: Los científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts demostraron que el vino, mediante el resveratrol, estimula el crecimiento de los niveles de SIRT1, el gen encargado de impedir la formación de nuevas células de grasa y ayudar a remover las existentes.
• Salud bucal: la Universidad de Pavia, Italia, le puso un marco científico a la costumbre de tratar infecciones bucales con vino, ya que frena el crecimiento de las bacterias vinculadas a las caries, a la gingivitis y al dolor de garganta.
Las altas casas de estudio aún deben investigar y experimentar sobre los componentes nutritivos y las sustancias con potente acción antioxidante que posee el vino, para así llegar a poder numerar la cantidad de beneficios que éste posee, que por los continuos descubrimientos, parece infinita.
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