Maridar pastas es un juego en el que necesitamos partir de lo general para reecontrarnos con lo particular, desandar el camino de la preparación y conocer cada uno de los ingredientes que conforman el plato para, de esta manera, encontrar el vino perfecto.
La clave para maridar pastas reside en reconocer que el principal protagonista a tener en cuenta para el maridaje es la salsa, no la pasta en sí. Existe una pequeña excepción si de pastas rellenas se trata; sin embargo, seguirá siendo la salsa lo que determina con qué vino combinará mejor. La pasta, en este caso, es el personaje secundario en un escenario donde la salsa se vuelve protagonista y define los roles principales junto al vino.
Maridar pastas y vinos
Salsa rojas
El más clásico acompañante de las pastas son las salsas de tomate, muchas veces combinadas con carnes rojas. La acidez del tomate invita a compartir un vino tinto, varietal o blend, de cuerpo medio y un poco de acidez. Mientras más rica en grasas sea la carne de la salsa, podemos optar por más cuerpo en el vino.
Salsas con queso
El queso es otro de los ingredientes tradicionales que acompañan las pastas y que, además, marida exquisitamente con el vino por sí solo. Gracias a esta próspera unión, la gama de vinos que podemos elegir para acompañar estos platos es de lo más amplia. En este sentido, se puede pensar en asociar las texturas del vino y la salsa de queso.
Por ejemplo, en el caso de quesos cremosos y suaves, un vino blanco de cuerpo sedoso es una excelente opción. Por otro lado, con quesos duros y salsas con hongos u hortalizas de raíz, se puede pensar en vinos tintos, especialmente en ligeros y florales.
Salsas frutos de mar
Observando un mapa de Italia, se puede deducir la gran influencia que tiene el mar y sus productos en la cocina italiana. Con miles de kilómetros de costa, el pescado y los mariscos son ingredientes frecuentes en su gastronomía y componen salsas con sabor a mar como compañía de las pastas. La mayoría de los frutos de mar se maridan con vinos blancos de cuerpo medio a liviano, y lo mismo sucede con las salsas. Sugerimos un blanco floral y fresco como Garzón Pinot Grigio 2015. Si la salsa además contiene tomates, un vino rosé como Garzón Pinot Noir Rosé 2014 es una excelente opción.
Pesto
La sencillez de esta salsa seduce hasta a los más exigentes paladares. El pesto tradicional italiano se compone de albahaca, ajo, aceite de oliva, piñones y queso. Existen muchas variantes, las más extendidas agregan nueces a la receta, mientras que en algunos lugares se denomina pesto a cualquier salsa o condimento que contenga una hierba verde y un fruto seco. De esta forma, se puede pensar en pestos de albahaca y nuez, perejil o cilantro y pistacho, entre otras. En todos estos casos, el ingrediente al cual debemos prestar atención para el maridaje es la hoja verde. No es casualidad que las salsas con pesto mariden perfectamente con los herbáceos aromas del Sauvignon Blanc. Nuestra recomendación: Garzón Sauvignon Blanc 2015.
Salsa primavera
Cuando la salsa incorpora vegetales como alcauciles, brócoli o incluso cebolla y ajo, nos tienta a encontrar un vino que resalte la frescura de los vegetales. Un vino con una adecuada acidez y notas florales será entonces una excelente elección. Como regla general, a mayor intensidad de sabor de los vegetales, los vinos deberán ganar en carácter.
Salsas cremosas
Con salsas estilo bechamel, lo ideal es combinar la textura cremosa con un vino fresco, que «limpie» y refresque la boca de la untuosidad de la salsa. Nuevamente un blanco o rosado ligero son una excelente opción.
Maridar pastas rellenas
Con estas sugerencias para maridar pastas ya hemos recorrido gran parte del camino. Pero, ¿qué pasa cuando se trata de pastas rellenas? En este caso, afortunadamente siguen vigentes los mismos consejos. Lo principal a tener en cuenta es el ingrediente principal del relleno, para maridar. En general, tintos de cuerpo medio se llevan bien con pastas rellenas de carne o verduras.
