A lo largo de toda la historia del arte el vino ha estado presente entre escritores y artistas plásticos, quienes dedicaron una multitud de obras a celebrar cuestiones vinculadas al mundo del vino. Temas como el ciclo troyano, el cristianismo, la vendimia, la copa de vino y reuniones sociales, han captado la atención de grandes artistas. Veamos como escritores y artistas plásticos superlativos conjugaron el vino en el arte.
En literatura, las referencias al vino son tan antiguas como la Biblia, donde en varios de sus pasajes aparece la bebida como tema. Basta recordar el primer milagro de Jesús cuando en una boda en un pueblo llamado Caná en la región de Galilea, por pedido de Maria, convierte seis tinajas de agua en vino.
Las páginas de la Biblia fueron retratadas a lo largo de la historia por distintos artistas que tomaron por ejemplo a la hoja de la vid como fetiche convirtiéndola en símbolo de la Eucaristía, y desde las primeras representaciones del arte cristiano, como en los mosaicos del siglo IV, el vino adopta un significado místico. Con el Nuevo Testamento, el vino juega un aspecto positivo, en las bodas de Caná, o en la última cena, el vino acompaña a Cristo en su camino.
Giotto di Bondone, Las Bodas de Canán, (1303-1306), Capilla de Padua. Cristo ha convertido el agua en vino. Su Madre observa la escena desde el otro lado de la mesa del banquete.
Leonardo da Vinci, La última cena, (1495 – 1497), Santa Maria delle Grazie. Fue la última ocasión en la que Jesús de Nazaret se reunió con sus discípulos (los doce apóstoles) para compartir el pan y el vino antes de su muerte. Muchos expertos e historiadores del arte consideran a la obra pictórica entre las mejores del mundo.
Otro gran capítulo de la relación entre el vino y el arte se inicia a partir de las obras homéricas, “La Ilíada” y “La Odisea”, cuyo contenido está compuesto por varios pasajes que hacen alusión al elixir de los dioses y sus efectos.
Tiziano Vecellio, Bacanal, 1518, Museo del Prado, Madrid. Describe la llegada de Dionisio a la isla de Andros, donde se celebra una fiesta en su honor. En el pentagrama que aparece junto a las muchachas se puede leer escrito en francés antiguo: «Quien bebe y no vuelve a beber, no sabe lo que es beber».
También a lo largo de la historia del arte encontramos obras que hacen referencia a la influencia del vino en la sociedad. En especial la asociación con el mes de la vendimia ha servido de inspiración a otras muchas obras en todos los periodos.
Philippe Mercier, 1689-1760, “Le jeune Degustateur”, Museo del Louvre, París. Un óleo sobre lienzo realista y sensual representa un dialogo entre el vino y el joven.
Francisco Goya, “La vendimia o el otoño”, 1786, Museo del Prado, Madrid. Fragmento de una serie de cuatro pinturas sobre las estaciones del año.
Paul Cézanne, 1839-1906, “Los jugadores de cartas”, Musée d’Orsay, París. Se trata de un juego de cartas en el que el árbitro es la botella de vino sobre la mesa. El autor reproduce la vacilación imperceptible del jugador que está a punto de jugar su carta.
Por su parte el propio Andy Warhol retrató la realidad neoyorquina de la era del Pop Art en «Después de la fiesta«, donde se ven representadas copas y botellas de vino.
“El vino es la cosa más civilizada del mundo” (Ernest Hemingway). Muchos interpretan la frase del escritor estadounidense como la facilidad que tiene el vino para ponernos de acuerdo en muchas cuestiones, o como nexo de unión para disfrutar de un momento juntos.
